CINEASTA DIGITAL: 'Getting There: A Book of Mentors' postproducción | Cineasta Digital

CONOCIENDO A MATTHEW WEINER, CREADOR DE 'MAD MEN'

Hay pocos guerreros de corazón en esta profesión nuestra, y Matthew Weiner es uno de ellos. A pesar de no haber podido conocerle personalmente, he querido traducir esta entrevista extraída de 'Getting There: A Book of Mentors' de Gillian Zoe Segal.

Ni que decir tiene que dicho libro es fuente de inspiración, que lo recomiendo fervientemente a todos aquellos que tienen todo lo que hay que tener en esta vida para sacar proyectos personales adelante. Comenzamos, pues, a adentrarnos en la mente de este peculiar contador de historias.

Damos la bienvenida a Matthew Weiner


(...) Recuerdo haber estudiado en el colegio ese poema, 'Kubla Khan', de Samuel Taylor Coleride. De acuerdo a los testimonios del escritor, tras una ruta por las profundas sendas inducidas por el opio, tuvo una visión e inmediatamente escribió esas famosas 54 líneas. A pesar de todo, cuando comenzamos a analizar el poema, comenzó a ponerse de manifiesto que no había forma alguna de soportar esa teoría de 'escritura espontánea'. Y es que resulta que el poema tiene una estructura increíble.

El caso es que, tras haber leído las cartas y anotaciones póstumas del autor, se descubrió que no sólo Coleridge trabajó en 'Kubla Khan' durante meses y meses, sino que también hasta lo había mandado a familiares y amigos para recibir críticas y opiniones.

Los artistas, frecuentemente, ocultan estos pasos que mueven sus pues camino a la Obra Maestra. Ellos quieren que sus obras y carreras queden inmersas en el misterio, mostrar que todo fue 'de una sóla vez'. Eso se llama 'esconder las pinceladas', y aquellos que hacen eso están influyendo de forma contraproducente a muchas otras personas que admiran su trabajo y que buscan, algún día, ser como ellos. Si tú, como artista, no tienes en cuenta esas revisiones y críticas, reescrituras y pasos en el itinerario total de creación, es más fácil admirar el producto acabado y estar bajo la ilusión de que todo se creó así viniendo directamente de la cabeza de un genio... Así, ¡de esa forma!


"Innegablemente, una obra de arte es un producto finalizado, y debería ser así, pero yo siempre me juro a mí mismo que no esconderé mis pinceladas."

Esto dificulta el trabajo de esa gente joven que empieza, o de esos que siguen luchando, ya que pueden sentirse desanimados fácilmente, pues llegan a la conclusión de que no pueden hacerlo de esa forma en que pensaron que 'orgánicamente' se hacía. De que no tienen 'ESO'. En fin, innegablemente, una obra de arte es un producto finalizado, y debería siempre ser así, pero yo siempre me juro a mí mismo que no esconderé mis pinceladas.

Los escritores siempre fueron objeto de reverencia en mi casa y yo quería ser uno de ellos, ya desde niño, pero después fui a la universidad y no pude entrar en la clase de escritura. Entré en Weleyan, una pequeña escuela de humanidades y bellas artes. Las clases tenían entre 12 y 15 personas, y tenías que solicitar puestos y enviar ejemplos de tu trabajo para que te admitieran por clase y asignatura. Mi solicitud, en este caso, no fue lo suficientemente buena. Fui rechazado por todas y cada una de las clases de escritura. Un desastre...

Finalmente, acabé convenciendo a un profesor de Literatura Inglesa para que me diese clases particulares de poesía por separado. Cuando por fin terminé mi tesis, estaba inmensamente orgulloso y realmente quería que los de mi alrededor lo viesen, por ello, se lo di a un profesor de humanidades y éste me invitó a su casa para que se lo leyese en alto. Tras mi primer poema, él me dijo que sacase un boli y tomase apuntes.

Comenzó tal que así: 'El uso infantil de... La puerilidad de... El infantilismo de... El cliché y las rarezas de...' Fue una humillación cruel tras otra, y lo peor de todo es que tuve que escribir esos insultos personales yo mismo, en mi papel. Estuvimos así horas, literalmente, poema tras poema. Finalmente él se aproximó físicamente, se inclino sobre mi y dijo: 'Creo que ya sabes que poeta, no eres'. A lo que respondí: 'Pues no me había dado cuenta'.


"Crece, desarróllate en los rechazos y quédate sólo con los halagos."

Cuando te apalean siempre duele, pero un aspecto esencial del mecanismo de supervivencia que adquirí después de unos años de experiencia fue el siguiente: 'crece, desarróllate en los rechazos y quédate sólo con los halagos.' El rechazo me encabrita, ese sentimiento de '¡ya veremos, ya te enseñaré yo si puedo! es la motivación más poderosa que hay.

Una constante tensión, estoy en ese punto de mi vida en que tengo miedo de que si llego a perder 'ESO', dejaré de trabajar. Por el lado positivo, hay que reconocer que no hay nada como las felicitaciones y alabanzas llenas de significado de alguien a quien tú respetas profundamente. En mi juventud era un paupérrimo estudiante que raramente hacía sus deberes. Mi profesora de cuarto curso una vez me separó del resto y me dio eso que me llevaba ganando a pulso un tiempo. Me dijo:

'Hablar contigo es como dirigirse al desagüe de un lavabo, no escuchas nada. ¿Crees que vas a ser capaz de irte de rositas por la vida siempre, simplemente porque eres un encanto? Realmente piensas que no tienes que hacer todo el esfuerzo y realizar tu trabajo ¿verdad?- PUES SIENTO DECIRTE QUE TIENES SOLO TÚ HAS DE HACERLO'. 

Recuerdo ese momento, cómo la miré tras el sermón y dije: '¿De verdad crees que soy encantador?'

Tras la universidad, fui a USC, donde finalmente comencé con la escritura narrativa. Había concursos para seleccionar esas películas que la escuela quería producir con sus alumnos, y mi material nunca fue seleccionado por nadie. Finalmente dije: 'Voy a hacer un documental', e hice uno sobre los paparazzi. Llamó mucho la atención, destacó sobre el resto, y comencé a ser conocido por mi capacidad de editor y mi sentido del humor. En vísperas de mi graduación, concerté algunas entrevistas y meetings con el propósito de encontrar empleo. En tres meses no encontré nada, ni un sólo agente me recibió.


"El Mundo del Entretenimiento parecía tan impenetrable que dejé de escribir."

Así que, los tres años siguientes los pasé en casa escribiendo guiones originales independientes. Mis amigos tenían otros empleos, pero yo no. Mi mujer, Linda, trabajaba duro como arquitecta y nos mantenía. Intenté vender mi material, pero nada se vendía, ni una sola historia. Me convertí en un amargado, pensando que todos los que veía que habían triunfado no se lo merecían. Fueron tiempos oscuros. El Mundo del Entretenimiento parecía tan impenetrable que dejé de escribir.

Literalmente: Comencé a pasar mis días únicamente viendo la tele y luego mentía sobre ello. Mi madre me solía llamar para llevar a mi cuñado al aeropuerto, cosas así. Ese es el tipo de tareas de mierda que estuve haciendo en vez de ser escritor. Me sentía la persona más inútil y despreciable en la faz de la tierra.

De pronto, un día vi a esos peones de películas independientes por la calle. Eso me inspiró para que moviera el culo e hiciese mi propia película low-budget: una comedia, graciosa y sencilla en que yo hacía de mí mismo (un escritor acabado y sin valía). Utilicé pocas cosas, mi casa, mi mujer, mi coche... Básicamente todo a lo que podía tener acceso para completar esta película.

Con todo ello, hacer esa película fue una experiencia transformadora. Tuvo problemas, no llegó a festivales y nunca se vendió, pero fue algo que me propuse, era un plan en la mesa y fui capaz de terminarlo.


"Un trabajo te lleva a otro, pero hay que empezar por algún sitio... 
Mi primer empleo pagado, yo tenía 30 años."

Un día, un amigo mio de la uni iba a rodar un piloto, pero el guión necesitaba más trabajo, especialmente 'punch-ups'. Punch-up' es, simplemente, cuando un montón de escritores cómicos sentados en una mesa tienen que transformar el guión en algo más 'punchie', hacerlo más fresco dinámico y divertido, nada más. Yo ni sabía que ese oficio existía, pero me tocó ir, aparcar mi coche en uno de esos garajes interminables de la Warner Bros, y sentarme en esta habitación con todos estos escritores profesionales que no conocía.

Bien, resulta que, al final, se me dio mejor de lo que esperaba. Todo lo que yo decía se incluía en el guión y ese hecho me hizo sentir realmente bien y seguro de mí mismo. El runner se me acercó tras la primera sesión y me ofreció 600 dólares si podía quedarme hasta el final del piloto. Yo me quedé como: '¿Qué? Sí, Dios mío, claro. Estaré ahí'. Lo habría hecho hasta gratis incluso, con tal de poder volver a conducir por el parking de la Warner de nuevo.

Esa serie se canceló rápidamente, pero los comentarios sobre el proyecto estaban en el aire, que yo era un 'gracioso'. Otro runner, me invitó a comer y me contrató 'in situ' para su nueva serie. Un trabajo te lleva a otro, sí, pero tienes que empezar en algún sitio. Este fue mi primer 'empleo pagado', y yo tenía 30 años. 

Los jornales de escritura de comedia son largos- literalmente días de 14 horas- A veces hasta siete días a la semana. Pero yo siempre quise crear mi propia serie, así que comencé a investigar para mi 'proyecto del mundo publicitario' (Mad Men) en mi tiempo libre. Era como tener una amante, trabajaba en ello de noche durante mi horario nocturno cuando no estaba con mi familia. Pagué a gente para que investigasen por mi y encontrasen el material necesario, hasta contraté a un escritor-asistente al que dictar porque estaba demasiado cansado para teclear (además, esto liberó mi imaginación). Cuando hube terminado, sentí como que 'era realmente algo muy especial'.


"Viví cada día de mi vida con ese guión en mente, como si fuese a ocurrir mañana. 
Esa es la fe que hay que tener."

Se lo mandé a mi agente y lo intenté vender a todo el que pude. Literalmente lo arrastré conmigo en mi cartera a todos lados, en caso de encontrarme con alguien que fuese importante o útil para el proyecto. No era capaz de conseguir reuniones con las grandes Networks, pero hice pitchings en pequeñas productoras. De estas escuché cosas como: 'No sabes lo que haces...' '¿Te das cuenta de que esto no es comercial en absoluto?' '¿Nos estás intentando vender la moto o qué?'

Pero, honestamente, las respuestas más punzantes que escuché fueron: 'Este es uno de los proyectos más bonitos y mejor ejecutados que he leído en mi vida, pero no es el tipo de serie que hacemos aquí.' Comentarios como este último me hacían sentir que realmente estaba solo, que pertenecía a otro universo.

Un día, mi agente mandó mi guión a David Chase, el creador de Los Sopranos. Todo lo que yo quería era que él pudiese leer mi guión y hacer un 'Nuevo Padrino' para la HBO. En fin, le gustó tanto que decidió contratarme. Dijo: 'Incluso si te despido, voy a ayudarte a hacer esto.'; ciertamente. Chase se lo mandó a la HBO, pero los ejecutivos lo desestimaron, pues no estaban interesados en proyectos de época.

Obviamente, continué buscando a gente para hacer la venta. Fui a Showtime, Lionsgate, Sony, FX... Todos pasaron del proyecto. Llegó un momento en que 'Mad Men' había estado de vote en vote, de un sitio a otro, por toda la ciudad, durante más de cuatro años, y nadie quería algo rechazado por todos los demás.



Pero, de pronto, la AMC apareció. Estaban intentando hacer una presentación diferente, un BOOM, y querían algo nuevo. También estaban interesados en hacer series que ellos quisiesen ver como audiencia, lo cual es, verdaderamente, el secreto de todo éxito artístico. Ellos dijeron: 'Nos encanta esto que tienes aquí y lo queremos hacer.' Yo estaba tan emocionado, pero, por aquel momento, nadie en el gremio daba un duro por AMC, nadie sabía quiénes eran... Así que todo el mundo sintió lástima y compasión por mí. 

No lo puedo ni expresar, era como si estuviese realizando un proyecto en un garaje, en un sótano, muerto del asco. Nadie conocía ese canal, eso era todo lo que importaba, pero AMC me dio control completo sobre el proyecto y un equipo magnífico y, recuerdo que pensé: 'Ahora voy a vivir mi sueño.' 

Tomó 7 años desde que acabé de escribir 'Mad Men' hasta que finalmente llegó a estar en pantalla. Viví cada día de mi vida con ese guión en mente, como si fuese a ocurrir mañana. Esa es la fe que hay que tener. Hollywood es muy duro, pero yo creo firmemente que si realmente tienes talento, sacas tu trabajo ahí fuera, aguantas un rechazo tras otro y no te pones una fecha límite para ti mismo... Al final alguien se dará cuenta de tu presencia.


"No puedes fijar un reloj para ti mismo, o una fecha de caducidad 
para un proyecto. Si puedes hacerlo, eso es que no eres escritor." 

Lo más desmotivador que escucho (y que denota una derrota de primeras) es 'le voy a dar al proyecto un par de años.' No puedes fijar un reloj para ti mismo, o una fecha de caducidad para un proyecto. Si puedes hacerlo, eso es que no eres escritor. Deberías querer eso tanto y tan fuerte que no tienes otra elección. Has de comprometerte con esa carga a largo plazo. No hay deshonra alguna en el hecho de ser un artista hambriento. Consigue un trabajo que no te importe demasiado para el día a día o de media jornada, pero no te conviertas en 'el mejor' en ello pues, si lo haces, te quitará tiempo de tus sesiones de escritura.

El mayor remordimiento que tengo es que, a principios de mi carrera profesional, fui demasiado cruel conmigo mismo por no haber llegado a realizar nada medianamente significativo. Dediqué tanto tiempo a intentar escribir, pero estaba paralizado por ese sentimiento de retraso, por cuán lejos andaba tras muchos otros. Muchos años después, me di cuenta de que, si hubiese escrito tan sólo un par de páginas al día, había tenido 500 páginas a finales de año (sin contar fines de semana).

Cualquier contribución que hagas en tu rutina es fantástica, yo sigo escribiendo todo de una tirada, aunque ahora soy más tolerante con esos momentos de pensar o procrastinar que innegablemente necesito. Ahora sé que es parte de mi proceso creativo.


Espero que hayáis disfrutado de este inspirador momento de inmersión en la mente de Matthew Weiner. Seguid luchando y trabajando duro para conseguir alcanzar vuestros sueños.

Gracias por vuestras propuestas y comentarios, y por seguir a esta humilde Cineasta Digital de la red

Traducción y edición de Alicia M.Gaspar
'Getting There: A Book of Mentors' por Gillian Zoe Segal

 
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