CINEASTA DIGITAL: Mad Men | Cineasta Digital

LA PROPORCIÓN ÁUREA: DESARROLLANDO PERSONAJES PARA TU SERIE

Desarrollar una serie es algo complicado ya de por sí, pero lo más difícil suele ser el crear los arcos de personajes. Tal vez tengamos que observar en eso que nos rodea, lo que realmente funciona y se mueve a nuestro alrededor, lo bello, y aprender de ello antes de sentarnos a escribir.

El escritor ha de tejer interminables telas de araña... Ánimo con ello. 

Simplemente, no es tan sencillo escribir una serie. Hay muchísimos aspectos a tener en cuenta y queremos contar con una longitud adecuada que muestre esos universos al receptor, esos conflictos en nuestras cabezas y nuestros PERSONAJES. Lo mejor es que no sabemos tanto de este misterio nuestro, el humano, el misterio del desarrollo, aparte de lo típico: Nacer, vivir, morir; planificar, hacer, terminar... Todo lo dividimos en triadas en nuestra cabeza y eso, a veces, no funciona. ¿Por qué? No lo sabemos, pero no se asemeja por completo a la realidad, es un reduccionismo brutal que se deja muchos detalles por el camino.

Verdaderamente, el 'plasmar fielmente transformaciones de personajes' es lo más complicado, de hecho, normalmente nos pasamos de complicaciones y llegamos a dimensiones que llegan a ser hasta irracionales; o todo lo contrario, ciertos personajes de nuestro proyecto (o todos) se mantienen en una meseta inalterable. En otras ocasiones ocurre algo mucho peor: Las transformaciones del protagonista y sus 'secuaces' se desarrollan demasiado rápido, pues la prevalencia está en el plot o no hemos plasmado bien los puntos o pasos que les han llevado a ese cambio... Ahora, ahora llegaremos al punto de la proporción áurea, no os preocupéis, que todo tiene su propósito.

Pues no es que todo tenga que cambiar, ciertamente podemos aguantar a personajes como Dr. House (M.D), Sherlock, los traumatizados agentes de CSI (y similares), Friends, Castle (...) por un cierto tiempo, hasta puede que disfrutemos de ellos. De hecho esto es muy aceptable, pues tienen un fin si la historia es puramente 'procedural' o 'serial de procesos' de investigación. ¿Por qué? Pues, porque lo que nos importa es el conflicto de la semana, el puzzle y cómo reaccionan los personajes de ese universo (del que somos ajenos) para resolverlo. Nos importa quién es el malo del día y cómo lo saben, si le cogerán, o si rescatarán a alguien, junto a UNA POTENCIAL RELACIÓN AMOROSA (o amor odio entre compañeros de trabajo). Si lo pensáis, siempre es así, un 2+2 y nos dejan con miel en los labios, una fórmula que no suele implicar necesariamente ningún cambio, de hecho, el desarrollo de personajes suele pasar a un segundo plano. Pues no, ¡hay que marcar arcos de transformación en personajes!

De otra forma, el espectador simplemente se sienta en su sofá y 'visita' a su viejo amigo o ídolo, aquél que tiene una forma de hablar que le gusta, que toma el mismo tipo de decisiones normalmente, ese amigo de toda la vida que nunca cambia.  Nada malo en ello, hacer un personaje que NO CAMBIE Y QUE ENAMORE A ALGUIEN tiene su dificultad y es admirable, ya me gustaría a mí tener más citas.

En definitiva: Se busca un remanente, los mismos personajes; y algo que cambia, que son las circunstancias.


Con esto no quiero decir que los procedurals pequen de simplistas por tener la misma estructura y patrones en las acciones una y otra vez, hay magníficos procedurals que no se basan únicamente en el patrón y 'el caso del día' 24/7 y que llegan a ser 'una obra sin igual y memorable', por ejemplo Dr. Who, Mad Men, A Dos Metros Bajo Tierra o Newsroom (y no siguen el formato a 'pies juntillas', por eso funcionan, pero hay pocas excepciones más). No obstante, siempre recomiendo que, si se desarrolla un procedural, se idee en sus orígenes como un híbrido, y se haga mayor incapié en los pasados y las relaciones entre personajes para que no se haga 'repetitivo', además de incorporar otros elementos para ofrecer  mayor profundidad al asunto.

Así, hago especial incapié en este tipo de series porque son las más producidas, las que utilizan la misma fórmula todo el rato (mirar el link) y, bien ejecutadas con el capital y equipo necesario, se pueden fabricar como churros... Pero por eso mismo es arriesgado escribirlas, pues, como he dicho, mucha gente lo hace y los capítulos suelen volverse ciclos redondos en que siempre, esencialmente, ocurre lo mismo una y otra vez, especialmente tras las primeras dos temporadas.

Sí, hay que huir de este error que es bastante común. Ese realizado por equipos de escritores asalariados y rotatorios para no caer en las redes de la rutina. La misión: Hacer que estas historias desequilibradas por argumentos acusados vayan en un crescendo desorbitado, hasta llegar a complicarse tanto que suelen pasar barreras insospechadas en que ya no hay suspensión de credibilidad alguna. ¿No me crees? Te diré dos palabras: Expediente X (una de mis series favoritas, porque soy muy frikie y la tengo cariño, y eso que aquí los personajes cambian 'algo', ha durado tanto que mi cerebro no lo concibe, sera la 'religión X-Files' esa).

Este tipo de 'procedural serials con peso en la acción' no suele funcionar más allá de un par de temporadas (excepcionando CSI, hay mucho loco infeliz por ahí suelto). En general, al final, todo se vuelve común, trivial, predecible, a no ser que te apasione el tema que tratan, o que los actores, el puzzle o la voz del show 'drogue al espectador'. En ese caso, desde luego, tienes en tus manos un money-maker... Pero no suele funcionar y, si lo hace, no por mucho tiempo y espero que tengas suerte.

Por otra parte tenemos el segundo error, aquel en que podemos tener a personajes que cambian tanto y tan pronto o tantas veces a raíz de esos conflictos a los que se enfrentan, que no entendemos bien lo que ocurre, pues los cambios son procesos, no algo que vaya ocurriendo constantemente de forma bipolar, como reacciones químicas de partículas expuestas a diferentes elementos o situaciones. Esto también suele pasar en los procedurals, aunque ya es más común en seriales continuos, largos viajes, miniseries y dramáticos, en que equipos de guionistas piensan qué más hacer para que la serie siga a flote, Mejor solución: Construye una montaña rusa.

La última, la que más detesto, otro de los errores más comunes, cuando un personaje escoge la llamada a la aventura y cambia, radicalmente, en un capítulo o reacciona de una forma que no concuerda con la presentación del mismo, por lo menos de una manera tan breve. Además, normalmente estos cambios son iniciales, luego he podido observar que se suele establecer un largo estancamiento preparado para otro abrupto cambio al final.

Tal vez en este caso está funcionando gracias a las amorosas escenas de cama, esas de las que amas de casa y otras mujeres con el corazón roto o lleno de sueños no pueden despegar la vista. Ciertamente, los capítulos se ven más de una vez.
A esto lo llamo yo 'hacer historias con calzador', forzar al personaje a hacer o decir algo que dé un giro decisivo y muestre un desarrollo abrupto como consecuencia. Ejemplos que suelo enumerar a curiosos: Outlander, Daredevil, Sleepy Hollow, Orphan Black, Juego de Tronos (bastantes personajes, no sé en los libros), algunas temporadas de Breaking Bad (aunque lo 'aceptamos' por el desarrollo de Walter en las dos primeras temporadas, Jessie es otro caso aparte), etc. (...) He de comentar que, en muchos casos, no lo observamos en el desarrollo de toda la serie, es bastante común que esto comience a pasar tras la segunda o tercera temporada.

Como consecuencia, nos encontramos con que hay innumerables ocasiones en que 'el efecto calzador' ocurre con personajes de peso en la serie, aunque algunas se salvan y llegan a pegar fuerte en el mercado por su concepto, el universo creado, los ganchos y el contraste dramático; pero seamos realistas, estarían mucho más 'logrados' si no tuviesen esos momentos de cambios abruptos que nos hacen mirar al cielo y preguntarnos por qué leches los estamos viendo, o por qué no mejor saltarnos todas las temporadas e irnos ya a la última directamente.

¿Sigues ahí? No te podía exponer mi hipótesis así en frío y lo bueno se hace esperar. Pues bien, no sé tú, pero yo quiero llegar a realizar algún día algo como Mad Men, quiero escribir largos formatos bien construidos que, no solo hagan soñar, sino que también inspiren realidad a la gente y que 'respiren' por si mismos. Y por todos esos motivos que me irritan (y más), quiero exponer mi truco, mi técnica que trato de poner en práctica día día a la hora de desarrollar historias o hacer ejercicios de escritura. Y dice así:

"Esto va de ritmos y de exposición al elaborar historias, las cuales son, 

realmente, procesos orgánicos, como la vida misma. 

Hay que buscar la belleza y la coherencia a la hora 

de plasmar esa realidad. Mi regla de oro es: 

'La Proporción Áurea para la Escritura'."



El universo funciona así, la naturaleza funciona así, las fisionomía de todo ser viviente se agrupa así, los campos magnéticos y las sinapsis de nuestro cerebro mandan 'transmisiones' que circulan... ASÍ. Entonces, no entiendo por qué negarlo, por qué nadie reconoce que en las buenas historias SÍ PASA ESTO. Que hay una forma más objetiva de medir la realidad. Tal vez eso sea lo que impulsa a que algo siga hacia delante, ¿no creéis?

¿Cómo aplicar la 'ley áurea' a la escritura? Por supuesto, la hipótesis implica el entonado instinto del creador. Yo me lo imagino como un comienzo desde el punto central, en que el personaje más principal (por así decirlo, ya que en series actuales suele haber muchos más y a veces hay confusión); está en el centro y el resto de líneas rectas que emanan del punto primario son el resto de personajes.

Hasta ahí bien, ahora hay que relacionar a estos individuos entre si, por lo que elegiremos patrones y líneas que unan en diferentes puntos a los personajes. Las líneas serán la acción y determinarán la forma final de la espiral, que siempre debería ser la misma, esa que lleva el número de oro grabado en sus genes.


Esta espiral imaginaria resultante será el desarrollo de la totalidad de la serie, la esencia de la historia y temas, de los personajes con todos sus cambios. En mi visión, toda esencia armónica está ligada a esa espiral áurea en todo lo que nos rodea, así que, ¿por qué no en la narrativa también? ¿Por qué tenemos que pensar siempre en triadas que son tan sólo términos arbitrarios, ya por el mero hecho de darles nombre y valor para encajarlo en un proceso unidireccional? ¿Por qué nos conformamos con reduccionismos de la realidad?

A pesar de sonar muy metafísico, hay que materializar esto en algo físico (valga la redundancia); y lo cierto es que no hay que escribir todo o hacer esquemas con la sección áurea (aunque es recomendable), tan sólo has de tener este esquema en la cabeza a la hora de escribir las bios, los cambios en relaciones y el escaletado de la historia. Pensar si esta línea es coherente con el patrón de la belleza, al que tenemos de referencia. ¿Qué líneas sigue tu historia?, ¿a qué te suena?, ¿a qué alude? Adoro las preguntas...

Hay que encontrar esa armonía entre partes que se dividen en otras exactamente simétricas y la suma de las dos hacen otra, que por la misma regla de tres harán otra mayor con la misma proporción, y así sucesivamente. Llegar a ese lugar en el que tanto el pasado, como el presente y el futuro, están a la misma altura, en que se pueden visualizar todos al mismo tiempo y son coherentes entre sí.

Esto no es un truco, o un método cerrado, o de crear todas las series por el mismo patrón 2+2. De hecho, no sigáis patrones para crear series, si caéis ahí, que sea accidentalmente, que no sea porque queréis desarrollar una serie con el formato de X. Una vez más, lo podéis hacer, pero seguro que no llama tanto la atención y carece de ese alma que conduce cada historia, que es única.

Cuando menciono la percepción áurea en la escritura, me refiero a algo intuitivo, a una marca de agua en nuestra mente que nos hará notar si nos pasamos de cambios en el tiempo estimado cuando estemos creando.


Es un sentido arácnido que nos hablará si estamos acabando con un círculo cerrado donde no hay salida u otro lugar al que ir y, como consecuencia, pasaremos abruptamente a otro tema diferente olvidando los pasos de nuestros protagonistas; o si terminaremos con formas asimétricas. Yo opto por una preciosa concha de caracol que puede continuar y continuar, sin siquiera mostrar un final, porque no sabemos si lo hay...

Cierto es que todo tiene un principio, medio y final que se traduce a otro principio, mas eso se aplica al hablar en términos generales sobre algo. En realidad, cuando trabajamos de lo general a lo particular y lo traducimos en detalles, cuando nos sumergimos y sabemos más sobre algo, no siempre encajan las triadas lineales no abarcan todo lo que que queremos contar o cómo queremos contarlo.

Por esto he decidido escribir sobre mi idea de creación, por expresar la importancia de las proporciones áureas, pues la vida es un proceso y hay que intentar ser 'fiel a los mecanismos de cómo funcionan las cosas'. Los cambios son un proceso exponencial, son las curvas que van formando el todo, y cuando se ha cambiado el objetivo, este cambia porque se ha de pasar a otra fase, o comienza el ciclo de la misma fase otra vez (depende de lo que se quiera contar); y así sucesivamente.

Debemos intentar plasmar esta ley de oro en el desarrollo de nuestros personajes que van de la mano de la acción en la serie, para que así esta respire, para que se convierta en un retrato, en una obra de arte de la naturaleza humana.


Puedes hacerme caso, o pensar que esto son paparruchas baratas. Pero pruébalo, lo que sí es cierto es que no te equivocarás si buscas las proporciones áureas en todo proceso creativo y no tienes nada que perder por intentarlo. Mi consejo para tu serie es pensar en un principio, únicamente, y de ahí comenzar a tejer la tela de araña, lanzándote, con cabeza, a la incertidumbre más aterradora.


Espero que os haya interesado el artículo. ¡Feliz semana a todos!



**Esta hipótesis de la Escritura Áurea es una idea 
en la que llevo trabajando ya un tiempo y continúo en ello. 
Te rogaría que si la utilizaras en las aulas, por lo menos, dieses mi nombre.
Muchas gracias.

CONOCIENDO A MATTHEW WEINER, CREADOR DE 'MAD MEN'

Hay pocos guerreros de corazón en esta profesión nuestra, y Matthew Weiner es uno de ellos. A pesar de no haber podido conocerle personalmente, he querido traducir esta entrevista extraída de 'Getting There: A Book of Mentors' de Gillian Zoe Segal.

Ni que decir tiene que dicho libro es fuente de inspiración, que lo recomiendo fervientemente a todos aquellos que tienen todo lo que hay que tener en esta vida para sacar proyectos personales adelante. Comenzamos, pues, a adentrarnos en la mente de este peculiar contador de historias.

Damos la bienvenida a Matthew Weiner


(...) Recuerdo haber estudiado en el colegio ese poema, 'Kubla Khan', de Samuel Taylor Coleride. De acuerdo a los testimonios del escritor, tras una ruta por las profundas sendas inducidas por el opio, tuvo una visión e inmediatamente escribió esas famosas 54 líneas. A pesar de todo, cuando comenzamos a analizar el poema, comenzó a ponerse de manifiesto que no había forma alguna de soportar esa teoría de 'escritura espontánea'. Y es que resulta que el poema tiene una estructura increíble.

El caso es que, tras haber leído las cartas y anotaciones póstumas del autor, se descubrió que no sólo Coleridge trabajó en 'Kubla Khan' durante meses y meses, sino que también hasta lo había mandado a familiares y amigos para recibir críticas y opiniones.

Los artistas, frecuentemente, ocultan estos pasos que mueven sus pues camino a la Obra Maestra. Ellos quieren que sus obras y carreras queden inmersas en el misterio, mostrar que todo fue 'de una sóla vez'. Eso se llama 'esconder las pinceladas', y aquellos que hacen eso están influyendo de forma contraproducente a muchas otras personas que admiran su trabajo y que buscan, algún día, ser como ellos. Si tú, como artista, no tienes en cuenta esas revisiones y críticas, reescrituras y pasos en el itinerario total de creación, es más fácil admirar el producto acabado y estar bajo la ilusión de que todo se creó así viniendo directamente de la cabeza de un genio... Así, ¡de esa forma!


"Innegablemente, una obra de arte es un producto finalizado, y debería ser así, pero yo siempre me juro a mí mismo que no esconderé mis pinceladas."

Esto dificulta el trabajo de esa gente joven que empieza, o de esos que siguen luchando, ya que pueden sentirse desanimados fácilmente, pues llegan a la conclusión de que no pueden hacerlo de esa forma en que pensaron que 'orgánicamente' se hacía. De que no tienen 'ESO'. En fin, innegablemente, una obra de arte es un producto finalizado, y debería siempre ser así, pero yo siempre me juro a mí mismo que no esconderé mis pinceladas.

Los escritores siempre fueron objeto de reverencia en mi casa y yo quería ser uno de ellos, ya desde niño, pero después fui a la universidad y no pude entrar en la clase de escritura. Entré en Weleyan, una pequeña escuela de humanidades y bellas artes. Las clases tenían entre 12 y 15 personas, y tenías que solicitar puestos y enviar ejemplos de tu trabajo para que te admitieran por clase y asignatura. Mi solicitud, en este caso, no fue lo suficientemente buena. Fui rechazado por todas y cada una de las clases de escritura. Un desastre...

Finalmente, acabé convenciendo a un profesor de Literatura Inglesa para que me diese clases particulares de poesía por separado. Cuando por fin terminé mi tesis, estaba inmensamente orgulloso y realmente quería que los de mi alrededor lo viesen, por ello, se lo di a un profesor de humanidades y éste me invitó a su casa para que se lo leyese en alto. Tras mi primer poema, él me dijo que sacase un boli y tomase apuntes.

Comenzó tal que así: 'El uso infantil de... La puerilidad de... El infantilismo de... El cliché y las rarezas de...' Fue una humillación cruel tras otra, y lo peor de todo es que tuve que escribir esos insultos personales yo mismo, en mi papel. Estuvimos así horas, literalmente, poema tras poema. Finalmente él se aproximó físicamente, se inclino sobre mi y dijo: 'Creo que ya sabes que poeta, no eres'. A lo que respondí: 'Pues no me había dado cuenta'.


"Crece, desarróllate en los rechazos y quédate sólo con los halagos."

Cuando te apalean siempre duele, pero un aspecto esencial del mecanismo de supervivencia que adquirí después de unos años de experiencia fue el siguiente: 'crece, desarróllate en los rechazos y quédate sólo con los halagos.' El rechazo me encabrita, ese sentimiento de '¡ya veremos, ya te enseñaré yo si puedo! es la motivación más poderosa que hay.

Una constante tensión, estoy en ese punto de mi vida en que tengo miedo de que si llego a perder 'ESO', dejaré de trabajar. Por el lado positivo, hay que reconocer que no hay nada como las felicitaciones y alabanzas llenas de significado de alguien a quien tú respetas profundamente. En mi juventud era un paupérrimo estudiante que raramente hacía sus deberes. Mi profesora de cuarto curso una vez me separó del resto y me dio eso que me llevaba ganando a pulso un tiempo. Me dijo:

'Hablar contigo es como dirigirse al desagüe de un lavabo, no escuchas nada. ¿Crees que vas a ser capaz de irte de rositas por la vida siempre, simplemente porque eres un encanto? Realmente piensas que no tienes que hacer todo el esfuerzo y realizar tu trabajo ¿verdad?- PUES SIENTO DECIRTE QUE TIENES SOLO TÚ HAS DE HACERLO'. 

Recuerdo ese momento, cómo la miré tras el sermón y dije: '¿De verdad crees que soy encantador?'

Tras la universidad, fui a USC, donde finalmente comencé con la escritura narrativa. Había concursos para seleccionar esas películas que la escuela quería producir con sus alumnos, y mi material nunca fue seleccionado por nadie. Finalmente dije: 'Voy a hacer un documental', e hice uno sobre los paparazzi. Llamó mucho la atención, destacó sobre el resto, y comencé a ser conocido por mi capacidad de editor y mi sentido del humor. En vísperas de mi graduación, concerté algunas entrevistas y meetings con el propósito de encontrar empleo. En tres meses no encontré nada, ni un sólo agente me recibió.


"El Mundo del Entretenimiento parecía tan impenetrable que dejé de escribir."

Así que, los tres años siguientes los pasé en casa escribiendo guiones originales independientes. Mis amigos tenían otros empleos, pero yo no. Mi mujer, Linda, trabajaba duro como arquitecta y nos mantenía. Intenté vender mi material, pero nada se vendía, ni una sola historia. Me convertí en un amargado, pensando que todos los que veía que habían triunfado no se lo merecían. Fueron tiempos oscuros. El Mundo del Entretenimiento parecía tan impenetrable que dejé de escribir.

Literalmente: Comencé a pasar mis días únicamente viendo la tele y luego mentía sobre ello. Mi madre me solía llamar para llevar a mi cuñado al aeropuerto, cosas así. Ese es el tipo de tareas de mierda que estuve haciendo en vez de ser escritor. Me sentía la persona más inútil y despreciable en la faz de la tierra.

De pronto, un día vi a esos peones de películas independientes por la calle. Eso me inspiró para que moviera el culo e hiciese mi propia película low-budget: una comedia, graciosa y sencilla en que yo hacía de mí mismo (un escritor acabado y sin valía). Utilicé pocas cosas, mi casa, mi mujer, mi coche... Básicamente todo a lo que podía tener acceso para completar esta película.

Con todo ello, hacer esa película fue una experiencia transformadora. Tuvo problemas, no llegó a festivales y nunca se vendió, pero fue algo que me propuse, era un plan en la mesa y fui capaz de terminarlo.


"Un trabajo te lleva a otro, pero hay que empezar por algún sitio... 
Mi primer empleo pagado, yo tenía 30 años."

Un día, un amigo mio de la uni iba a rodar un piloto, pero el guión necesitaba más trabajo, especialmente 'punch-ups'. Punch-up' es, simplemente, cuando un montón de escritores cómicos sentados en una mesa tienen que transformar el guión en algo más 'punchie', hacerlo más fresco dinámico y divertido, nada más. Yo ni sabía que ese oficio existía, pero me tocó ir, aparcar mi coche en uno de esos garajes interminables de la Warner Bros, y sentarme en esta habitación con todos estos escritores profesionales que no conocía.

Bien, resulta que, al final, se me dio mejor de lo que esperaba. Todo lo que yo decía se incluía en el guión y ese hecho me hizo sentir realmente bien y seguro de mí mismo. El runner se me acercó tras la primera sesión y me ofreció 600 dólares si podía quedarme hasta el final del piloto. Yo me quedé como: '¿Qué? Sí, Dios mío, claro. Estaré ahí'. Lo habría hecho hasta gratis incluso, con tal de poder volver a conducir por el parking de la Warner de nuevo.

Esa serie se canceló rápidamente, pero los comentarios sobre el proyecto estaban en el aire, que yo era un 'gracioso'. Otro runner, me invitó a comer y me contrató 'in situ' para su nueva serie. Un trabajo te lleva a otro, sí, pero tienes que empezar en algún sitio. Este fue mi primer 'empleo pagado', y yo tenía 30 años. 

Los jornales de escritura de comedia son largos- literalmente días de 14 horas- A veces hasta siete días a la semana. Pero yo siempre quise crear mi propia serie, así que comencé a investigar para mi 'proyecto del mundo publicitario' (Mad Men) en mi tiempo libre. Era como tener una amante, trabajaba en ello de noche durante mi horario nocturno cuando no estaba con mi familia. Pagué a gente para que investigasen por mi y encontrasen el material necesario, hasta contraté a un escritor-asistente al que dictar porque estaba demasiado cansado para teclear (además, esto liberó mi imaginación). Cuando hube terminado, sentí como que 'era realmente algo muy especial'.


"Viví cada día de mi vida con ese guión en mente, como si fuese a ocurrir mañana. 
Esa es la fe que hay que tener."

Se lo mandé a mi agente y lo intenté vender a todo el que pude. Literalmente lo arrastré conmigo en mi cartera a todos lados, en caso de encontrarme con alguien que fuese importante o útil para el proyecto. No era capaz de conseguir reuniones con las grandes Networks, pero hice pitchings en pequeñas productoras. De estas escuché cosas como: 'No sabes lo que haces...' '¿Te das cuenta de que esto no es comercial en absoluto?' '¿Nos estás intentando vender la moto o qué?'

Pero, honestamente, las respuestas más punzantes que escuché fueron: 'Este es uno de los proyectos más bonitos y mejor ejecutados que he leído en mi vida, pero no es el tipo de serie que hacemos aquí.' Comentarios como este último me hacían sentir que realmente estaba solo, que pertenecía a otro universo.

Un día, mi agente mandó mi guión a David Chase, el creador de Los Sopranos. Todo lo que yo quería era que él pudiese leer mi guión y hacer un 'Nuevo Padrino' para la HBO. En fin, le gustó tanto que decidió contratarme. Dijo: 'Incluso si te despido, voy a ayudarte a hacer esto.'; ciertamente. Chase se lo mandó a la HBO, pero los ejecutivos lo desestimaron, pues no estaban interesados en proyectos de época.

Obviamente, continué buscando a gente para hacer la venta. Fui a Showtime, Lionsgate, Sony, FX... Todos pasaron del proyecto. Llegó un momento en que 'Mad Men' había estado de vote en vote, de un sitio a otro, por toda la ciudad, durante más de cuatro años, y nadie quería algo rechazado por todos los demás.



Pero, de pronto, la AMC apareció. Estaban intentando hacer una presentación diferente, un BOOM, y querían algo nuevo. También estaban interesados en hacer series que ellos quisiesen ver como audiencia, lo cual es, verdaderamente, el secreto de todo éxito artístico. Ellos dijeron: 'Nos encanta esto que tienes aquí y lo queremos hacer.' Yo estaba tan emocionado, pero, por aquel momento, nadie en el gremio daba un duro por AMC, nadie sabía quiénes eran... Así que todo el mundo sintió lástima y compasión por mí. 

No lo puedo ni expresar, era como si estuviese realizando un proyecto en un garaje, en un sótano, muerto del asco. Nadie conocía ese canal, eso era todo lo que importaba, pero AMC me dio control completo sobre el proyecto y un equipo magnífico y, recuerdo que pensé: 'Ahora voy a vivir mi sueño.' 

Tomó 7 años desde que acabé de escribir 'Mad Men' hasta que finalmente llegó a estar en pantalla. Viví cada día de mi vida con ese guión en mente, como si fuese a ocurrir mañana. Esa es la fe que hay que tener. Hollywood es muy duro, pero yo creo firmemente que si realmente tienes talento, sacas tu trabajo ahí fuera, aguantas un rechazo tras otro y no te pones una fecha límite para ti mismo... Al final alguien se dará cuenta de tu presencia.


"No puedes fijar un reloj para ti mismo, o una fecha de caducidad 
para un proyecto. Si puedes hacerlo, eso es que no eres escritor." 

Lo más desmotivador que escucho (y que denota una derrota de primeras) es 'le voy a dar al proyecto un par de años.' No puedes fijar un reloj para ti mismo, o una fecha de caducidad para un proyecto. Si puedes hacerlo, eso es que no eres escritor. Deberías querer eso tanto y tan fuerte que no tienes otra elección. Has de comprometerte con esa carga a largo plazo. No hay deshonra alguna en el hecho de ser un artista hambriento. Consigue un trabajo que no te importe demasiado para el día a día o de media jornada, pero no te conviertas en 'el mejor' en ello pues, si lo haces, te quitará tiempo de tus sesiones de escritura.

El mayor remordimiento que tengo es que, a principios de mi carrera profesional, fui demasiado cruel conmigo mismo por no haber llegado a realizar nada medianamente significativo. Dediqué tanto tiempo a intentar escribir, pero estaba paralizado por ese sentimiento de retraso, por cuán lejos andaba tras muchos otros. Muchos años después, me di cuenta de que, si hubiese escrito tan sólo un par de páginas al día, había tenido 500 páginas a finales de año (sin contar fines de semana).

Cualquier contribución que hagas en tu rutina es fantástica, yo sigo escribiendo todo de una tirada, aunque ahora soy más tolerante con esos momentos de pensar o procrastinar que innegablemente necesito. Ahora sé que es parte de mi proceso creativo.


Espero que hayáis disfrutado de este inspirador momento de inmersión en la mente de Matthew Weiner. Seguid luchando y trabajando duro para conseguir alcanzar vuestros sueños.

Gracias por vuestras propuestas y comentarios, y por seguir a esta humilde Cineasta Digital de la red

Traducción y edición de Alicia M.Gaspar
'Getting There: A Book of Mentors' por Gillian Zoe Segal

 
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