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LA PROPORCIÓN ÁUREA: DESARROLLANDO PERSONAJES PARA TU SERIE

Desarrollar una serie es algo complicado ya de por sí, pero lo más difícil suele ser el crear los arcos de personajes. Tal vez tengamos que observar en eso que nos rodea, lo que realmente funciona y se mueve a nuestro alrededor, lo bello, y aprender de ello antes de sentarnos a escribir.

El escritor ha de tejer interminables telas de araña... Ánimo con ello. 

Simplemente, no es tan sencillo escribir una serie. Hay muchísimos aspectos a tener en cuenta y queremos contar con una longitud adecuada que muestre esos universos al receptor, esos conflictos en nuestras cabezas y nuestros PERSONAJES. Lo mejor es que no sabemos tanto de este misterio nuestro, el humano, el misterio del desarrollo, aparte de lo típico: Nacer, vivir, morir; planificar, hacer, terminar... Todo lo dividimos en triadas en nuestra cabeza y eso, a veces, no funciona. ¿Por qué? No lo sabemos, pero no se asemeja por completo a la realidad, es un reduccionismo brutal que se deja muchos detalles por el camino.

Verdaderamente, el 'plasmar fielmente transformaciones de personajes' es lo más complicado, de hecho, normalmente nos pasamos de complicaciones y llegamos a dimensiones que llegan a ser hasta irracionales; o todo lo contrario, ciertos personajes de nuestro proyecto (o todos) se mantienen en una meseta inalterable. En otras ocasiones ocurre algo mucho peor: Las transformaciones del protagonista y sus 'secuaces' se desarrollan demasiado rápido, pues la prevalencia está en el plot o no hemos plasmado bien los puntos o pasos que les han llevado a ese cambio... Ahora, ahora llegaremos al punto de la proporción áurea, no os preocupéis, que todo tiene su propósito.

Pues no es que todo tenga que cambiar, ciertamente podemos aguantar a personajes como Dr. House (M.D), Sherlock, los traumatizados agentes de CSI (y similares), Friends, Castle (...) por un cierto tiempo, hasta puede que disfrutemos de ellos. De hecho esto es muy aceptable, pues tienen un fin si la historia es puramente 'procedural' o 'serial de procesos' de investigación. ¿Por qué? Pues, porque lo que nos importa es el conflicto de la semana, el puzzle y cómo reaccionan los personajes de ese universo (del que somos ajenos) para resolverlo. Nos importa quién es el malo del día y cómo lo saben, si le cogerán, o si rescatarán a alguien, junto a UNA POTENCIAL RELACIÓN AMOROSA (o amor odio entre compañeros de trabajo). Si lo pensáis, siempre es así, un 2+2 y nos dejan con miel en los labios, una fórmula que no suele implicar necesariamente ningún cambio, de hecho, el desarrollo de personajes suele pasar a un segundo plano. Pues no, ¡hay que marcar arcos de transformación en personajes!

De otra forma, el espectador simplemente se sienta en su sofá y 'visita' a su viejo amigo o ídolo, aquél que tiene una forma de hablar que le gusta, que toma el mismo tipo de decisiones normalmente, ese amigo de toda la vida que nunca cambia.  Nada malo en ello, hacer un personaje que NO CAMBIE Y QUE ENAMORE A ALGUIEN tiene su dificultad y es admirable, ya me gustaría a mí tener más citas.

En definitiva: Se busca un remanente, los mismos personajes; y algo que cambia, que son las circunstancias.


Con esto no quiero decir que los procedurals pequen de simplistas por tener la misma estructura y patrones en las acciones una y otra vez, hay magníficos procedurals que no se basan únicamente en el patrón y 'el caso del día' 24/7 y que llegan a ser 'una obra sin igual y memorable', por ejemplo Dr. Who, Mad Men, A Dos Metros Bajo Tierra o Newsroom (y no siguen el formato a 'pies juntillas', por eso funcionan, pero hay pocas excepciones más). No obstante, siempre recomiendo que, si se desarrolla un procedural, se idee en sus orígenes como un híbrido, y se haga mayor incapié en los pasados y las relaciones entre personajes para que no se haga 'repetitivo', además de incorporar otros elementos para ofrecer  mayor profundidad al asunto.

Así, hago especial incapié en este tipo de series porque son las más producidas, las que utilizan la misma fórmula todo el rato (mirar el link) y, bien ejecutadas con el capital y equipo necesario, se pueden fabricar como churros... Pero por eso mismo es arriesgado escribirlas, pues, como he dicho, mucha gente lo hace y los capítulos suelen volverse ciclos redondos en que siempre, esencialmente, ocurre lo mismo una y otra vez, especialmente tras las primeras dos temporadas.

Sí, hay que huir de este error que es bastante común. Ese realizado por equipos de escritores asalariados y rotatorios para no caer en las redes de la rutina. La misión: Hacer que estas historias desequilibradas por argumentos acusados vayan en un crescendo desorbitado, hasta llegar a complicarse tanto que suelen pasar barreras insospechadas en que ya no hay suspensión de credibilidad alguna. ¿No me crees? Te diré dos palabras: Expediente X (una de mis series favoritas, porque soy muy frikie y la tengo cariño, y eso que aquí los personajes cambian 'algo', ha durado tanto que mi cerebro no lo concibe, sera la 'religión X-Files' esa).

Este tipo de 'procedural serials con peso en la acción' no suele funcionar más allá de un par de temporadas (excepcionando CSI, hay mucho loco infeliz por ahí suelto). En general, al final, todo se vuelve común, trivial, predecible, a no ser que te apasione el tema que tratan, o que los actores, el puzzle o la voz del show 'drogue al espectador'. En ese caso, desde luego, tienes en tus manos un money-maker... Pero no suele funcionar y, si lo hace, no por mucho tiempo y espero que tengas suerte.

Por otra parte tenemos el segundo error, aquel en que podemos tener a personajes que cambian tanto y tan pronto o tantas veces a raíz de esos conflictos a los que se enfrentan, que no entendemos bien lo que ocurre, pues los cambios son procesos, no algo que vaya ocurriendo constantemente de forma bipolar, como reacciones químicas de partículas expuestas a diferentes elementos o situaciones. Esto también suele pasar en los procedurals, aunque ya es más común en seriales continuos, largos viajes, miniseries y dramáticos, en que equipos de guionistas piensan qué más hacer para que la serie siga a flote, Mejor solución: Construye una montaña rusa.

La última, la que más detesto, otro de los errores más comunes, cuando un personaje escoge la llamada a la aventura y cambia, radicalmente, en un capítulo o reacciona de una forma que no concuerda con la presentación del mismo, por lo menos de una manera tan breve. Además, normalmente estos cambios son iniciales, luego he podido observar que se suele establecer un largo estancamiento preparado para otro abrupto cambio al final.

Tal vez en este caso está funcionando gracias a las amorosas escenas de cama, esas de las que amas de casa y otras mujeres con el corazón roto o lleno de sueños no pueden despegar la vista. Ciertamente, los capítulos se ven más de una vez.
A esto lo llamo yo 'hacer historias con calzador', forzar al personaje a hacer o decir algo que dé un giro decisivo y muestre un desarrollo abrupto como consecuencia. Ejemplos que suelo enumerar a curiosos: Outlander, Daredevil, Sleepy Hollow, Orphan Black, Juego de Tronos (bastantes personajes, no sé en los libros), algunas temporadas de Breaking Bad (aunque lo 'aceptamos' por el desarrollo de Walter en las dos primeras temporadas, Jessie es otro caso aparte), etc. (...) He de comentar que, en muchos casos, no lo observamos en el desarrollo de toda la serie, es bastante común que esto comience a pasar tras la segunda o tercera temporada.

Como consecuencia, nos encontramos con que hay innumerables ocasiones en que 'el efecto calzador' ocurre con personajes de peso en la serie, aunque algunas se salvan y llegan a pegar fuerte en el mercado por su concepto, el universo creado, los ganchos y el contraste dramático; pero seamos realistas, estarían mucho más 'logrados' si no tuviesen esos momentos de cambios abruptos que nos hacen mirar al cielo y preguntarnos por qué leches los estamos viendo, o por qué no mejor saltarnos todas las temporadas e irnos ya a la última directamente.

¿Sigues ahí? No te podía exponer mi hipótesis así en frío y lo bueno se hace esperar. Pues bien, no sé tú, pero yo quiero llegar a realizar algún día algo como Mad Men, quiero escribir largos formatos bien construidos que, no solo hagan soñar, sino que también inspiren realidad a la gente y que 'respiren' por si mismos. Y por todos esos motivos que me irritan (y más), quiero exponer mi truco, mi técnica que trato de poner en práctica día día a la hora de desarrollar historias o hacer ejercicios de escritura. Y dice así:

"Esto va de ritmos y de exposición al elaborar historias, las cuales son, 

realmente, procesos orgánicos, como la vida misma. 

Hay que buscar la belleza y la coherencia a la hora 

de plasmar esa realidad. Mi regla de oro es: 

'La Proporción Áurea para la Escritura'."



El universo funciona así, la naturaleza funciona así, las fisionomía de todo ser viviente se agrupa así, los campos magnéticos y las sinapsis de nuestro cerebro mandan 'transmisiones' que circulan... ASÍ. Entonces, no entiendo por qué negarlo, por qué nadie reconoce que en las buenas historias SÍ PASA ESTO. Que hay una forma más objetiva de medir la realidad. Tal vez eso sea lo que impulsa a que algo siga hacia delante, ¿no creéis?

¿Cómo aplicar la 'ley áurea' a la escritura? Por supuesto, la hipótesis implica el entonado instinto del creador. Yo me lo imagino como un comienzo desde el punto central, en que el personaje más principal (por así decirlo, ya que en series actuales suele haber muchos más y a veces hay confusión); está en el centro y el resto de líneas rectas que emanan del punto primario son el resto de personajes.

Hasta ahí bien, ahora hay que relacionar a estos individuos entre si, por lo que elegiremos patrones y líneas que unan en diferentes puntos a los personajes. Las líneas serán la acción y determinarán la forma final de la espiral, que siempre debería ser la misma, esa que lleva el número de oro grabado en sus genes.


Esta espiral imaginaria resultante será el desarrollo de la totalidad de la serie, la esencia de la historia y temas, de los personajes con todos sus cambios. En mi visión, toda esencia armónica está ligada a esa espiral áurea en todo lo que nos rodea, así que, ¿por qué no en la narrativa también? ¿Por qué tenemos que pensar siempre en triadas que son tan sólo términos arbitrarios, ya por el mero hecho de darles nombre y valor para encajarlo en un proceso unidireccional? ¿Por qué nos conformamos con reduccionismos de la realidad?

A pesar de sonar muy metafísico, hay que materializar esto en algo físico (valga la redundancia); y lo cierto es que no hay que escribir todo o hacer esquemas con la sección áurea (aunque es recomendable), tan sólo has de tener este esquema en la cabeza a la hora de escribir las bios, los cambios en relaciones y el escaletado de la historia. Pensar si esta línea es coherente con el patrón de la belleza, al que tenemos de referencia. ¿Qué líneas sigue tu historia?, ¿a qué te suena?, ¿a qué alude? Adoro las preguntas...

Hay que encontrar esa armonía entre partes que se dividen en otras exactamente simétricas y la suma de las dos hacen otra, que por la misma regla de tres harán otra mayor con la misma proporción, y así sucesivamente. Llegar a ese lugar en el que tanto el pasado, como el presente y el futuro, están a la misma altura, en que se pueden visualizar todos al mismo tiempo y son coherentes entre sí.

Esto no es un truco, o un método cerrado, o de crear todas las series por el mismo patrón 2+2. De hecho, no sigáis patrones para crear series, si caéis ahí, que sea accidentalmente, que no sea porque queréis desarrollar una serie con el formato de X. Una vez más, lo podéis hacer, pero seguro que no llama tanto la atención y carece de ese alma que conduce cada historia, que es única.

Cuando menciono la percepción áurea en la escritura, me refiero a algo intuitivo, a una marca de agua en nuestra mente que nos hará notar si nos pasamos de cambios en el tiempo estimado cuando estemos creando.


Es un sentido arácnido que nos hablará si estamos acabando con un círculo cerrado donde no hay salida u otro lugar al que ir y, como consecuencia, pasaremos abruptamente a otro tema diferente olvidando los pasos de nuestros protagonistas; o si terminaremos con formas asimétricas. Yo opto por una preciosa concha de caracol que puede continuar y continuar, sin siquiera mostrar un final, porque no sabemos si lo hay...

Cierto es que todo tiene un principio, medio y final que se traduce a otro principio, mas eso se aplica al hablar en términos generales sobre algo. En realidad, cuando trabajamos de lo general a lo particular y lo traducimos en detalles, cuando nos sumergimos y sabemos más sobre algo, no siempre encajan las triadas lineales no abarcan todo lo que que queremos contar o cómo queremos contarlo.

Por esto he decidido escribir sobre mi idea de creación, por expresar la importancia de las proporciones áureas, pues la vida es un proceso y hay que intentar ser 'fiel a los mecanismos de cómo funcionan las cosas'. Los cambios son un proceso exponencial, son las curvas que van formando el todo, y cuando se ha cambiado el objetivo, este cambia porque se ha de pasar a otra fase, o comienza el ciclo de la misma fase otra vez (depende de lo que se quiera contar); y así sucesivamente.

Debemos intentar plasmar esta ley de oro en el desarrollo de nuestros personajes que van de la mano de la acción en la serie, para que así esta respire, para que se convierta en un retrato, en una obra de arte de la naturaleza humana.


Puedes hacerme caso, o pensar que esto son paparruchas baratas. Pero pruébalo, lo que sí es cierto es que no te equivocarás si buscas las proporciones áureas en todo proceso creativo y no tienes nada que perder por intentarlo. Mi consejo para tu serie es pensar en un principio, únicamente, y de ahí comenzar a tejer la tela de araña, lanzándote, con cabeza, a la incertidumbre más aterradora.


Espero que os haya interesado el artículo. ¡Feliz semana a todos!



**Esta hipótesis de la Escritura Áurea es una idea 
en la que llevo trabajando ya un tiempo y continúo en ello. 
Te rogaría que si la utilizaras en las aulas, por lo menos, dieses mi nombre.
Muchas gracias.

 
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